A no ser que vivas en una cueva, o que tengas algún tipo de situación en casa muy particular, lo lógico es que en algún punto de tu domicilio haya conectado un router WiFi. Da igual que la señal exterior provenga de un cable de fibra óptica o de cable, o incluso que entre a través de Wi-MAX o satélite. El router es el centro neurálgico de una red local y lo tenemos todos. Y muchos de ellos tienen también puertos USB que pueden aprovecharse para otras cosas.
Es justo indicar que cuando hablamos de routers de operadoras, éstos suelen llegar con determinadas limitaciones. Algunos routers no nos permiten abrir y cerrar puertos de conexión, por ejemplo, otros pueden limitarnos el cambio de características de la red interna. Otros limitan el uso de puerto USB, lo «capan» por así decirlo, así que es posible que algunos usos estén limitados. Aún así, te los contamos.
Usar nuestro router como cargador USB
Lo más frecuente en los puertos USB conectados a corriente (y el router lo está) es que tengan la capacidad de entregar al menos 5W de potencia energética. Eso los convierte en potenciales cargadores USB. Por ejemplo, yo suelo cargar mi smartwatch en el portátil conectándolo al USB del propio ordenador, a veces también cargo el móvil. Tu televisor, otro ejemplo, puede alimentar un Chromecast. Y el router hace lo propio.
Si tu router está colocado en algún punto accesible (y no has decidido esconderlo de una forma más radical) lo lógico es que puedas usarlo como cargador. Bastará con que tengas a mano el cable del dispositivo que quieres cargar y que lo conectes al USB del router. Listo. La alimentación será baja, muy alejada de los cargadores rápidos para teléfonos móviles y tablets, pero seguirá funcionando como cargador.
Conecta una impresora a tu router
Una de las funcionalidades más comunes de los routers, al menos de los routers libres que compras por tu cuenta, es la de permitir conectar dispositivos a su puerto USB. En este sentido, su USB funciona como el de un ordenador personal y podemos conectarle periféricos. Periféricos como, por ejemplo, una impresora que queramos que sea accesible a todos los usuarios de la red.
Así que si nuestro router lo permite, podremos acceder a su página de configuración por software y habilitar la impresión en red. Esto convertirá nuestra impresora en una impresora inalámbrica, una impresora WiFi a todos los efectos sin haber tenido que comprar una que incluya esa función y que, por norma, son más costosas.
Conecta un disco duro externo a tu router
Si tu router cumple con los requisitos para poder conectarle una impresa, y por tanto podemos conectarle periféricos, otra cosa que puedes enchufar a su puerto USB es un disco duro externo. Como en el caso de la impresora, necesitarás enchufar el disco duro a la corriente eléctrica (salvo modelos de 2,5 pulgadas diseñados para alimentarse a través del propio puerto).
Una vez el router haya detectado nuestro disco duro, habremos creado de golpe y porrazo un sistema de almacenamiento en red para que sea accesible por todos los equipos de dicha red. Será como acceder a un ordenador desde otro, con la salvedad de que el primer ordenador en realidad será nuestro router con el disco duro conectado. Listo, almacenamiento inalámbrico.
Conéctale un ventilador a tu router
De acuerdo, no hablamos de grandes ventiladores porque para mover aspas de gran tamaño a mucha velocidad hace falta mucha más potencia que la que ofrecen los 5W de un puerto USB, pero sí te sirve un ventilador de mesa. Uno de esos que puedes conectar al USB de tu ordenador para refrescarte mientras trabajas, por ejemplo, funciona a la perfección en el USB de tu router.
Así que si la ubicación del router es óptima, le puedes poner un ventilador para que te rebaje la sensación de calor. O quién sabe, quizá incluso lo puedas apuntar hacia tu videoconsola y así tratar de reducir el trabajo de sus ventiladores internos, que son bastante más ruidosos. Hay muchos usos pero haznos caso, el ventilador funciona y puede ser muy práctico.
Conéctale un mando universal por infrarrojos a tu router
Ojo con esto que es realmente interesante, porque en el mercado existen dispositivos que emiten luz infrarroja y que son, de hecho, mandos a distancia universales que podemos controlar desde el móvil. Hablamos de dispositivos que conectamos a corriente y podemos configurarlos para que enciendan y apaguen la tele, o para encender y apagar el aire acondicionado, incluso controlarlo y cambiar la temperatura, el vaivén del regulador de salida, etc.
Y como te puedes imaginar, muchos de ellos se alimentan a través de cables USB. Ni tan siquiera incluyen un cargador propietario, simplemente vienen con el cable USB en la caja y tú has de buscarte el enchufe. ¿Y qué enchufe te sirve? Efectivamente, el USB de tu router. Así que de nuevo, si tu router está bien colocado y tiene vista directa con tus dispositivos que usan mando, contrólalos todos desde el móvil.
Ya que has conectado un disco duro, conviértelo en un servidor multimedia
Aquí entramos ya en una zona muy específica porque necesitamos que nuestro router permita compartir archivos multimedia con la red para que funcione, y eso es algo que no hacen todos los que se venden en el mercado. Pero los hay, y quizá tu router sea uno de ellos. Sólo necesitarás acceder a la configuración del mismo para comprobar si tienes una sección dedicada a convertir tu router en un servidor multimedia.
Si resulta que puedes hacerlo, sólo necesitarás conectarle el disco duro que ya conectamos antes, un disco duro que podremos llenar de películas y series, o incluso de música en formato MP3 (algunos aceptan FLAC de alta calidad) y nuestro router se convertirá así en un servidor multimedia con todas las de ley. Para ver series en la tele, por ejemplo. Nuestro Netflix particular pero con un catálogo a medida.